miércoles, diciembre 27, 2006

Derecho de familia


El cineasta Daniel Burman planteaba en su atractiva penúltima película, El abrazo partido (2004), la ausencia de una separación, la ruptura de un encuentro postergado entre un hijo y su padre. Sencillo y claro, no exento en ocasiones de cierto aire melancólico, el filme mostraba el ecosistema de un grupo de ciudadanos entrelazados por la presencia física de un pasaje comercial que adquiría categoría de personaje principal. Una comunidad judía que reparte su tiempo entre el comercio incesante y las relaciones próximas de sus conciudadanos; un modo difícil de discernir dónde empieza la amistad y dónde termina el negocio que lo posibilita (o viceversa). La figura del padre ausente se reivindicaba como una letanía que acaba siendo, hacia el final, el símbolo partido.
En su última película Derecho de familia (2006) la paternidad se bifurca en un doble sentido, o mejor, es analizada desde un punto intermedio entre tres generaciones. El personaje principal Ariel (interpretado por Daniel Hendler, alter ego del director) dedica una atención especial a su único hijo, quien va creciendo durante el transcurso de la película, mientras se va separando indirectamente de su propio padre. Ambos adultos son abogados. El padre se dedica a la abogacía activa, casos y juicios, y el hijo da clases en la Universidad y ejerce de oficio. Dos modos de entender una profesión que alcanza en esta ocasión la noción de símbolo. La atención de Ariel hacia su hijo es un reflejo, o un relevo generacional, de la que recibe él de su padre. Sólo el tiempo y la diferencia de educación en sus diferentes contextos convierte la de su padre en distante y la de su hijo en próxima. ¿Se tornará ésta, a su vez, distante con los años? En cualquier caso, el acercamiento que realiza el padre hacia Ariel coincide con el deterioro y posterior rehabilitación del edificio donde éste tiene su oficina. No intuye ningún cambio.
La voz en off del narrador Ariel acentúa la proximidad sin desvirtuar ni cargar la historia. Un presencia que se vuelve ausente frente a una ausencia permanentemente visible... Dos filmes como ambos platillos de una balanza que se mantiene estable, por más que el del 2004 lograba mejor aún sus cometidos. mono4

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