martes, octubre 24, 2006

Mi tocadiscos nuevo


En esta era digital que todo lo atrapa y contagia el hallazgo del cd como soporte de distribución y copiado ha beneficiado a los usuarios/consumidores de música, que han pasado de la cutre cinta a un formato muy digno. Y no digamos el formato mp3 o mp4 y sus pequeños artilugios, evolución del ya clásico walk-man que nos llenó de gozo en nuestra adolescencia. Más increíble aún ha sido la posibilidad de bajarse música de Internet, permitiendo acceder de manera cómoda y rápida a discos que de otra forma no encontraríamos, y además, con una calidad excelente. Nuevos tiempos, nuevos soportes y, por supuesto, nuevos negocios y beneficios para la industria (cánones excesivos incluidos). Y grupos lanzados al estrellato gracias a Internet, lugar en el que distribuyeron su música de forma gratuita. Antes no hubieran pasado de enviar maquetas a programas de radio local. Sin embargo, la cultura digital en nuestro mundo pasa también por el afán de acumulación: música y gratis, pues me lo bajo todo y lo oiré en mis próximas vidas. De esa manera el exceso de información musical puede derivar en tal avalancha que nos quedemos sordos y sin espacio en casa. Cada paso que da la tecnología implica las predicciones de desaparición de todo lo anterior: que si la foto acabaría con la pintura, el cine con la foto, la tele con el cine, y así hasta el infinito. Pues bien: no suele ser así, sino que los soportes conviven perfectamente, con adeptos al formato antiguo convertidos en estetas que hacen pose de su vicio. El cd no ha acabado con el vinilo, y debe de gozar de cierta salud cuando un popular supermercado cultural ha decidido recuperarlo como producto en la sección de música.
Toda esta divagación viene a cuento de que he sacado mis discos del trastero donde la humedad prometía darse un festín y me he comprado un picú fantástico con el que estoy recuperando mi música de antaño y el sonido incomparable de lo analógico low-fi. El disco de vinilo, elemento físico y mágico que gira mientras la aguja saca la música, es fascinante. Su presencia como objeto es tal que el cd no puede competir a pesar de gran popularidad y dimensión económica. De hecho, voy a volver a comprarme discos. mono 2.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo estoy igual :)
Aunque lo que tengo ahora es un armatoste de la marca VIETA y no consigo sacar volumen por los altavoces. ¿Será la aguja?